Allí estuvieron presentes muchas de las personas que hacen posible el desarrollo de la tarea y quienes han acompañado a la Fundación en estos tres años de vida.
Compartimos un asado realizado por el Dr. Cracco, la torta del postre a cargo de Mónica Hansen y helado de Cremar.
Luego de la cena, llegaron los números musicales. El primer espectáculo estuvo a cargo de Samantha, que sorprendió a los presentes con un baile árabe muy sensual.
Luego llegó el turno de Pichu y su hermano, representantes de su comunidad, que tocaron piezas de chamamé en acordeón y guitarra. Más tarde, el ballet folclórico copó el patio lindero al quincho llenandolo de color y baile. La odontóloga Silvina Ponce, voluntaria de la Fundación se destaca entre las bailarinas de este grupo que con impecables trajes, mucho profesionalismo y pasión por lo que hace, trajo inolvidables chacareras, gatos y zambas.
Muchos de los presentes no resistieron la tentación de acompañar a los bailarines.

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